Sin manos... perra
Arrodillada con tu mejilla
rozando mis pies, esperando a despertar a mi orden. el sentido de tu
oido esta dispuesto para tu Dueño, el sentido de la vista es cegado, no
necesitas vista para sentir mi amor y mi Dominio sobre ti, tu
respiracion es suave y calida sobre la piel de mis pies, donde siempre
has deseado estar. El sentido de tu gusto recibe su justo premio hoy, mi
orden es sencilla y directa, como una descarga recorriendo tu cuerpo y
activando tu esencia escuchas atenta -Lame mi polla perrita - un
escalofrío arquea tu espalda a medida que en silencio y a ciegas te
incorporas como si hubieran pulsado el encendido, trepando por mis
piernas sinuosa y elegante mientras rozas tu cara contra ellas, con los
ojos entornados de deseo en la oscuridad absoluta, asciendes en busca
del lugar prometido. Llegas a mi cintura y la acaricias lentamente,
siguiendo mis piernas hasta volver a ella, tu mejilla roza mi polla, tus
labios se humedecen al rozarlos tu lengua, llegas al borde del deleite y
con la punta de tu lengua acaricias suavemente mi glande. Mis ojos se
entrecierran y comienzo a elevarme hacia las alturas, mientras, un
remolino humedo y calido dibuja con su saliva cada relieve de mi
endurecido ser. Siento tu aliento, y por sentir puedo sentir hasta tus
papilas gustativas estimulando mi sensible piel, desde las alturas huelo
tu excitación, pero hoy, al mismo tiempo que recibes tu regalo deniegas
voluntariamente tu gozo.
Tus labios encierran mi polla,
te alimentas de ella como si fuera vida, llevas tus manos a tu espalda y
dejas que sea la inercia de tu cuerpo y mi miembro la que dirija tus
movimientos, tu saliva se derrama por mi tronco, humedece mis
testiculos, tu vicio se derrama en cada bocanada de respiracion
acelerada mientras tu sexo se humede en solidaridad. Los minutos
transcurren, tu cara brilla de la saliva que impregnas en mi, saliva,
fluidos, gotas dulces manando de la punta del placer ,directamente a
estimular tu gusto con su sabor, gemidos contenidos, gemidos
incontrolados, aumentas el ritmo, muevo mis caderas, me follo tu boca,
sujeto tu pelo, embisto tu cara, la habitacion resuena con nuestros
gemidos, y al fin... estallo... me corro... y mi leche te alimenta...
mientras tus manos se aprietan a tu espalda arrodillada, como una perra
complacida.
martes, 21 de junio de 2011
Ensoñaciones #004 - Quejios de mi yo animal
Yo voy, lobo estepario, trotando
por el mundo de nieve cubierto;
del abedul sale un cuervo volando,
y no cruzan liebres ni corzas por este desierto.
Y no cruzan liebres.
Me enamora una corza ligera,
en el mundo no hay nada tan lindo y hermoso;
con mis dientes y zarpas de fiera
destrozara su cuerpo sabroso.
Destrozara su cuerpo.
Y volviera mi afán a mi amada,
y volviera mordiendo su carne blanquísima.
Saciando mi sed en su sangre por mi derramada,
para aullar luego solo en la noche tristísimo.
Para aullar luego solo.
Una liebre bastara a mi anhelo;
dulce sabe su carne en la noche callada.
¡Ay! ¿Por qué me abandona en letal desconsuelo
de la vida, la parte más noble y más pura?
De la vida, la parte más noble.
Vetas grises adquiere mi rabo peludo;
voy perdiendo la vista y me atacan las fiebres;
hace tiempo que estoy sin hogar y viudo,
que troto y que sueño con corzas y liebres
que mi triste destino me espanta
Oigo al aire soplar en la noche de invierno,
hundo en nieve mi ardiente garganta,
y así voy llevando mi mísera alma al infierno
por el mundo de nieve cubierto;
del abedul sale un cuervo volando,
y no cruzan liebres ni corzas por este desierto.
Y no cruzan liebres.
Me enamora una corza ligera,
en el mundo no hay nada tan lindo y hermoso;
con mis dientes y zarpas de fiera
destrozara su cuerpo sabroso.
Destrozara su cuerpo.
Y volviera mi afán a mi amada,
y volviera mordiendo su carne blanquísima.
Saciando mi sed en su sangre por mi derramada,
para aullar luego solo en la noche tristísimo.
Para aullar luego solo.
Una liebre bastara a mi anhelo;
dulce sabe su carne en la noche callada.
¡Ay! ¿Por qué me abandona en letal desconsuelo
de la vida, la parte más noble y más pura?
De la vida, la parte más noble.
Vetas grises adquiere mi rabo peludo;
voy perdiendo la vista y me atacan las fiebres;
hace tiempo que estoy sin hogar y viudo,
que troto y que sueño con corzas y liebres
que mi triste destino me espanta
Oigo al aire soplar en la noche de invierno,
hundo en nieve mi ardiente garganta,
y así voy llevando mi mísera alma al infierno
01.06
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