Ai shiteru mi Nyotaimori~
Él es un Amo dulce y detallista,
cuida a su perra como si fuera un tesoro, sabe que hoy en este día tan
importante para ellos, su trabajo esta resultando un infierno debido a
la inminente absorción que planea su empresa. Aprovechando su día libre
ha dispuesto un escenario perfecto, donde cada detalle es cuidado con la
precisión de un Maestro de escenografía en el teatro. La mesa baja de
madera negra pulida esta alfombrada con una colcha de petalos de rosa de
generoso tamaño, las velas iluminan tenuemente el ambiente, el incienso
perfuma con su esencia la habitación, Sus ropas y las de Ella han sido
escogidas con toda la intencion del mundo, sentado de rodillas sobre la
habitacion mirandose al espejo envuelve su vientre en vendajes que lo
comprimen, sobre su cuerpo deja caer un kimono de suave tela purpura, lo
ciñe a su cuerpo y descalzo, deja la ropa que llevara ella en aquella
especial cena. Ultima los detalles finales con suave musica y comprueba
que la comida esta lista y en su punto. Mirando su reloj comprueba que
el momento se acerca, se dirige a la entrada y justamente suenan las
llaves, ella entra y su mirada se abre de par en par, al ver a su Amo
firme y de brazos cruzados, serio y portando aquellos nobles ropaje su
primera reaccion es bajar la mirada en señal de respeto.
Ella descalza sus zapatos y se
arrodilla besando el dorso de sus pies susurrando un "gracias mi
Ou-sama" (gracias mi Rey), la atmosfera los envuelve y el la levanta
para besarla dulcemente con una sonrisa en el rostro. Ese día cumplen un
mes juntos, la sorpresa preparada surte el efecto deseado, nadie había
hecho tal cosa por ella nunca. Él aguarda sentado sobre sus rodillas
fumando un cigarrillo largo liado, cuando la ve aparecer suavemente
maquillada ataviada con un precioso kimono sonrie y le da permiso para
sentarse frente a el. ella hace una reverencia inclinada al maximo en
señal de todo el respeto y la admiración que siente por Él. Rompe los
palillos y ella lo imita con una suave y timida sonrisa y los ojos
entornados de gozo, sabiendose observada por aquel que Reina sobre su
mente, cuerpo y corazón. Comienzan a tomar bocados de sushi, la musica,
el perfume, sus cuerpos frente a frente, sus miradas y su silencio, todo
esta impregnado de sentimientos poderosisimos, impregnado de respeto,
de amor, de entrega, de disfrute por el regalo, su silencio es perfecto
porque habla en su interior comunicandose con su corazon y dandoles
estabilidad y serenidad para cuando de paso al fragor de la pasión.
Ella se arrodilla y a cuatro
patas se acerca para rellenar Su copa cada vez que acabada, y siquiera
la roza con sus dedos, vuelve a estar dispuesta para refrescar su
garganta. Luego ella retira la mesa inclinandose agradecida y feliz por
los manjares que su Rey y Dueño ha preparado para ella. Y así entre
tantas emociones contenidas y demostraciones silenciosas, la cena casi
concluye, el silencio termina y Él toma la palabra. -Abre tu kimono y
descubrete para tu Rey. Su cuerpo luce desnudo, acaricia ligeramente sus
pechos y besa sus pezones con suavidad, sus dedos humedecen su sexo
lentamente mientras sus labios se encuentran demostrandose mutuamente
entrega y fiereza. Sale de ella y un gemido de dolorosa ausencia de Sus
dedos se escapa suavemente, dibujando una sonrisa en Su rostro. -Tumbate
sobre la mesa, vamos a tomar el postre.
Mientras ella se tumba sobre el
suave lecho de la negra mesa, con las piernas entreabiertas y su sexo
aun palpitante, vuelve su Rey con un cuenco de fresones y nata.
Sonriendo y disfrutando aquel momento que nunca olvidara, corta los
fresones en rodajas y va dibujando sobre su cuerpo una linea, colocando
una rodaja donde termina su cuello, descendiendo entre sus pechos,
dejando que el nectar de la fruta se escurra por sus pezones y endulce
sus pechos. La linea discurre por su vientre siguiendo un camino
perfecto, cubriendo su ombligo y coronando su monte de venus, donde el
abismo de sus generosos labios y el pico de su clitoris acogen un freson
entero en su interior. -Éste lo compartiremos justo al final-dice Él
relamiendose los labios. Ella suspira con las palmas sobre la mesa,
quieta, extasiada, excitada, sintiendo como un cosquilleo incesante la
recorre, con los ojos entornados por tan intenso placer de sentirse
usada como la mesa de postres de su Amo, sintiendose su perra nyotamori.
Comienza
a tomarlas con sus dedos y las roza por sus labios, lame los restos de
nectar que se derraman por ellos, e introduciendo su dedo la frota
suavemente causando un aluvion de sensaciones para su paladar y tacto.
Comparten poco a poco un postre erotico y lleno de apasionadas
intenciones, ella ruega con su mirada, balbucea con sus labios y el le
concede permiso para hacer lo que desea, y sin mas comienza a lamer su
miembro, atrapando su sabor y mezclandolo con las dulces fresas. En el
fondo del abismo de su palpitante ser, el freson es atrapado por un sexo
hambriento y deseoso, se contrae y relaja sintiendo el roce de la fruta
y excitandola hasta limites insospechados. La celebración comienza a
llegar a su punto culmen, la respiración de Él y de ella se aceleran y
sus deseos se acompasan. Le ofrece la perra en ese punto el control
sobre su respiración llevando su mano a su nariz, como sorprendente
gesto de entrega de su propia vida, y Él le priva de su aire como si
todo lo que necesitara para vivir fuera su endurecido miembro entre sus
labios. Cuando el orgasmo es inevitable el sale de ella y se agarra a la
mesa para retenerlo unos instantes más no sin un esfuerzo titánico.
Saca lentamente el freson brillante cubierto de los jugos de ella y lo
pone en su su boca diciendo -Muerde y sostenlo intacto hasta que te
ordene puta. Perdiendose entre sus piernas para beber todos sus jugos,
los dulces y los picantes picantes mezclados por lo escenificado aquella
hermosa noche. La lleva al orgasmo sin cesar de acariciar su miembro,
lame todo lo que su extasis le da y luego retira el freson para jugar
con su lengua, muerde la mitad y le da el resto a ella, y ella no traga
ni mastica sin una orden suya pues los muebles no tienen mas voluntad
que la que sus Amos le permitan. El estallido de aquella orgia de
sentidos y sabores culmina derramandose por la boca de ella, añadiendo
su propia leche a la fruta, y entonces a una sonrisa y asentimiento ella
saborea aquella ambrosia mientras los labios de su Rey la transportan
directamente a sus brazos con destino a la ducha donde limpiara su
servicial cuerpo para que aquella noche tan especial, luzca hermoso en
su lecho compartido.
01.03
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